En el día de ayer, el Presidente del Ente Cultural, Martín Ruiz Torres, recibió en su despacho al destacado artista tucumano de trayectoria internacional, Gabriel Chaile, que se encuentra de visita en nuestra provincia.

Durante la reunión, de la que formaron parte también la directora de Artes Visuales, Raquel Zeitune, y la Encargada del Museo Provincial de Bellas Artes Timoteo Navarro, Cecilia Quinteros Macció, se evaluó la posibilidad de concretar futuras acciones en conjunto con el prestigioso artista radicado en Lisboa (Portugal), que viene de representar a la Argentina en la 59° Bienal de Venecia.

Para todo artista debe ser importante, de tanto en tanto, reconectar con las raíces para seguir creando. ¿Sentís esa necesidad?

Volver a Tucumán para mí es importante porque me conecta de alguna manera con un montón de cosas que tienen que ver con mi formación, no sólo académica, sino también con la formación del imaginario que todavía me sigue nutriendo, y que tiene que ver con el lugar donde nací, el rincón de San Miguel de Tucumán donde crecí y las personas que me transmitieron todo el conocimiento y el impulso para salir y recorrer los lugares que ahora estoy recorriendo.

¿Qué es lo que te motiva a crear y qué es lo que caracteriza a tu trabajo?

Mi trabajo se concentra en observar. Me paso mucho tiempo observando comportamientos e imágenes que tienen que ver con cosas con las que yo siento familiaridad. Si yo no siento familiaridad, directamente no me concentro. Esa familiaridad tiene que ver con los espacios en los que de alguna manera me nutrí, crecí y me siguen haciendo y generando preguntas. Tienen que ver con los espacios de lucha y resistencia. Los espacios donde la situación límite, la desigualdad siempre están presentes. Mirar hacia ese lugar es lo que realmente me lleva a seguir impulsándome en esto que llamamos arte. Y creo que sigo insistiendo sobre esto, porque pienso que desde el arte podemos dar respuestas a muchas cosas y mezclarnos con otras disciplinas, y eso es realmente importante.

¿Cuál es el balance que hacés de tu carrera desde el momento que decidiste emigrar, y qué es lo que nos podés adelantar de lo que se viene para el 2023?

El balance es muy positivo. Básicamente desde la pandemia que estoy viviendo en Portugal, y fue ese, extraña e inesperadamente, el momento en el que más trabajé. A pesar de la quietud propia de ese tiempo, el arte me permitió mantenerme en movimiento. Pude crear un equipo de  trabajo en Portugal, y desde allí proyectarme a diferentes partes del mundo; y ese proyecto está cada vez más sólido. Para este año por ejemplo, tengo una agenda bastante apretada, con presencia en diferentes ciudades como Nueva York, Barcelona, Londres, y también en Tucumán. Que mi provincia forme parte de esa agenda como un espacio de trabajo, y no sólo como un plan familiar, es algo que me encanta.

¿Qué significó para vos como artista representar a Tucumán y a toda Argentina en la 59º Bienal de Venecia? 

Venecia es un espacio en el que muchos de los artistas visuales deseamos estar presentes. Es la muestra más importante del mundo. Desde el momento que supe que iba a ser parte se me representó toda mi vida como si fuera una película que repasaba mis inicios aquí en Tucumán, el paso por la universidad pública y todo el recorrido hecho en Buenos Aires; y que me recordaba también todas esas colaboraciones que fueron transformándome, que son como impulsos. Fue una experiencia muy hermosa e intensa. Sentir el apoyo de toda Argentina fue extraordinario. Ahí pude disfrutar del acompañamiento y la representatividad de un país, y eso es algo que nunca había experimentado. Fue sin dudas un proyecto bisagra que me permitió generar más fuentes de trabajo, que es lo más importante para un artista. De mi paso por Venecia también destaco el respeto que se tiene sobre la mirada, la búsqueda, la investigación específica del artista. Sentir que finalmente esas imágenes y esa voz que yo presento se ganan el respeto del mundo me pareció algo hermoso.