Una médica del Hospital Avellaneda brindó recomendaciones a quienes sufren esta afección y para aquellos que sospechan que la padecen.
Así lo sostuvo la médica del servicio de Alergias e Inmunología del hospital Nicolás Avellaneda, María Eugenia Alul. Luego invitó a la población que ante la sospecha, realice una consulta oportuna con el efector.
Cuando hablamos de alergia es siempre un proceso inflamatorio crónico. Entonces todos los síntomas que sean pertinentes a esa inflamación, cualquiera sea el órgano afectado, pueden hacernos sospechar la condición alérgica”, comienza diciendo la profesional.
En el caso puntual de las alergias alimentarias, deben diferenciarse tanto en el niño como el adulto, si es verdaderamente una reacción alérgica o si es una intolerancia al alimento. “Las manifestaciones que tenemos que tener en cuenta y ponernos en alarma, son los síntomas gastrointestinales: el vómito reiterativo, las diarreas crónicas, la inflamación abdominal que se no revierte con ninguna medicación. Muchas veces, el paciente no se da cuenta que en la ingesta habitual de un alimento, la alergia no se produce por ingerir una comida aislada o por única vez y reacciona el organismo, sino por un alimento que es habitual en la dieta diaria. Por ejemplo: la leche de vaca, las proteínas del huevo”, explica.
Por ello, sostiene, se debe concientizar ya que el alimento puede ser sustituido sin tener las proteínas que sean alergénicas.
Cuando diferenciamos si es un paciente alérgico o intolerante a las proteínas de la leche de vaca, podemos sustituir en la dieta por hidrolizados o aminoácidos esenciales, que son formulas medicamentosas para que el niño o adulto no deje de consumir los otros elementos que constituyen el alimento y sí deje de consumir la proteína que le produce esta inflamación crónica”, advierte la especialista.
Cómo actuar al respecto
El primer paso es sospechar de esta patología, comenta Alul: “Habitualmente cuando se da la alergia en el niño, tiene vómito y diarrea a repetición, hace recurrentes sinusitis, espasmos bronquiales, la piel esta brotada. Una vez que la mamá alerta estos signos, debe consultar con el pediatra. El adulto puede concurrir por su parte, al médico clínico, gastroenterólogo o inmunólogo”. Los tratamientos, subraya, son muy llevaderos y mejoran al cien por ciento la calidad de vida.
Un proceso inflamatorio crónico como la alergia, rinitis, sinusitis, genera un altísimo grado de ausentismo escolar y laboral en los pacientes que lo padecen. Asimismo, los niños que producen broncoespasmos o el adulto que tiene asma, tienen muy mala calidad de vida porque no pueden estar en una reunión social porque tosen, tienen mocos, y eso genera incomodad. Lo mismo pasa con las dermatitis atópicas o las urticarias.
“Con los tratamientos fundamentalmente se priorizan la eliminación o sustitución del alimento alergénico de la dieta. Se hace un cambio en el plan alimentario con todos los cuidados que esto lleva. Por otro lado, se trabaja en la desensibilizacion a esa proteína alergénica y luego generar la tolerancia para que el paciente vuelva a consumir el alimento sin generar procesos inflamatorios”, puntualiza.
Al final, la médica expone que desde el servicio buscan que los pacientes tengan confianza en el tratamiento y en sí mismos, para llegar a tener una calidad de vida excepcional.
Por turnos, se puede dirigir al hospital y solicitar un turno por agenda en la secretaria de Pediatría y de Adultos, o a través de Salud Escucha (0800-4444-999).