Fátima se encontraba trabajando con su moto, el lunes por la noche, cuando comenzó a llover y la correntada en una calle céntrica casi la arrastra. Afortunadamente, dos policías y un bomberos llegaron a tiempo.
“Si ellos no estaban, yo aparecía muerta”. Así resume Fátima Murhell lo que vivió el lunes pasado en medio de la tormenta que azotó a Tucumán y en la que fue asistida por efectivos y bomberos de la Policía de Tucumán cuando el agua la arrastraba peligrosamente poniendo en riesgo su vida.
“En esos momentos uno no piensa, actúa por instinto”, afirmó uno de los oficiales.
“Les agradezco eternamente porque ahora veo que ponen en riesgo su vida para salvar otras vidas. Ellos se lazan a la pileta habiendo agua o no, sin saber qué les espera. A ellos estoy eternamente agradecida de todo corazón porque había gente que pasaba y no ayudaba, pero ellos estuvieron, fueron mis ángeles”, explica la mujer de 48 años que sufrió fuertes golpes, lesiones y tiene quebrado un tobillo tras ser arrastrada por más de 50 metros.
“Me dirigía a buscar un pedido cuando noté que el agua era demasiada. Crucé la avenida Sarmiento para ir por calle Laprida y vi que una moto con dos personas lograba pasar, por lo que creí que yo también podría, pero se me paró la moto. Miré para todos lados para ver si alguien podía ayudarme, pero estuve cinco minutos trastabillando hasta que me empezó a llevar el agua. Los autos que pasaron parecían ver una bolsa de basura, ninguno paró a ayudar, hasta que los policías me vieron”, contó angustiada.
Juan Coronel, un empleado de la Policía de Tucumán que intervino, lleva dos años en la fuerza y es la primera vez que se enfrenta a un momento así. “Se trata de una cuestión de segundos en los que uno se queda shockeado o no piensa y actúa por instinto. Por suerte, nosotros estábamos ahí y actuamos a tiempo para sacar del agua a la mujer. Es la primera vez que me toca intervenir en una situación de esta magnitud y me ayudó a darme cuenta de que estoy capacitado gracias a la formación en la escuela y a mis superiores. Además, reafirmó mi vocación de servicio a la comunidad”, señaló.
El Oficial Principal Darío González, de la Dirección General de Bomberos de la Policía, explicó que regresaba de una intervención en Banda del Río Salí cuando divisó a los otros efectivos esforzándose por ayudar a Fátima.
“Rápidamente bajé para colaborar y peleamos contra la corriente, que era demasiado fuerte. En ese momento no pensé nada, solo quise ayudar. Mi prioridad era ella, aunque se aferraba a su vehículo, porque creo que es doloroso perder algo material, pero se puede recuperar, la vida no. En momentos así, salen fuerzas que uno no sabe que tiene, y eso nos hizo poder sacarla a ella y la moto de allí y llevarla a un lugar seguro”, contó.
“Dos policías, un bombero y un efectivo de la Policía Federal reaccionaron rápidamente para ayudarme. Cruzaron los autos para frenar un poco el agua y me alcanzaron. Me decían que suelte la moto pero es mi herramienta de trabajo que conseguí con mucho sacrificio y no quería perderla. La moto ya no sirve pero no importa, lo que importa es que aparecieron cuatro ángeles que alguien me mandó para salvarme. Si ellos no estaban, yo aparecía muerta ahogada en cualquier lado”, destaca Fátima y cuenta que tras el rescate se refugiaron en una carnicería de la zona.
Después, se trasladaron al cuartel de Bomberos de la Policía, donde descubrieron que había un video sobre lo ocurrido que ya circulaba por todo el país.
“Hace aproximadamente 10 años que me desempeño en Bomberos y ya pasé por todas las divisiones de la dirección. Vengo de familia de policías y mi papá nos inculcó a mis hermanos y a mí la vocación de servicio y entrega a la comunidad. En la escuela nos dan pautas para afrontar esta carrera y tenemos capacitaciones constantemente, incluso en este año de pandemia de forma virtual nos seguimos preparando. No tenemos poderes como superhéroes, pero nuestro poder es salvar vidas y contar con la gratitud de las personas”, afirmó emocionado González.